«EL ARTE DE LA GUERRA»
Manlio Dinucci
La Fundación Rockefeller, históricamente vinculada al Estado federal
estadounidense, acaba de
presentar un plan nacional para controlar la epidemia de coronavirus. Propone aplicar análisis de búsqueda del virus a
30 millones de personas cada día. El Estado correría con los gastos y los
estadounidenses serían sometidos a un estricto control militar.
RED VOLTAIRE | ROMA
(ITALIA) | 20 DE MAYO DE 2020
La Fundación Rockefeller tiene como presidente al doctor Rajiv Shah, un
alto funcionario estadounidense
especializado en la manipulación de “ayudas humanitarias” como instrumentos de presión política. El doctor Rajiv
Shah fue director del programa ecologista de la Fundacion Bill y Melinda Gates en África, antes de
que Hillary Clinton lo pusiera a la cabeza de la Agencia de Estados Unidos
para el Desarrollo Internacional (USAID). Parece ser miembro del grupo de plegaria conocido como
The Fellowship, que sirve de pretexto para que Hillary Clinton se reúna
frecuentemente con los jefes del estado mayor
estadounidense en un lugar cercano al Pentágono
La Fundación Rockefeller tiene como presidente al doctor Rajiv Shah, un
alto funcionario estadounidense especializado en la manipulación de “ayudas humanitarias” como instrumentos de presión política. El doctor Rajiv Shah fue
director del programa ecologista de la Fundacion Bill y
Melinda Gates en África, antes de que Hillary Clinton lo pusiera a la cabeza de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional
(USAID). Parece ser miembro del grupo de plegaria conocido como The Fellowship, que sirve de pretexto para que
Hillary Clinton se reúna
frecuentemente con los jefes del estado mayor estadounidense en un lugar cercano al Pentágono.
La Fundación
Rockefeller ha presentado un Plan de Acción Nacional para el Control
del Covid-19, que propone una
serie de «pasos pragmáticos
para reabrir nuestros centros de trabajo y nuestras comunidades».
Ese plan, a
pesar de su título, no plantea simplemente medidas sanitarias. Varias de
las más prestigiosas universidades –como Harvard,
Yale y Johns Hopkins– participaron en su elaboración y es el preludio de un verdadero modelo social
jerarquizado y militarizado. En la cumbre… el «Consejo de Control de la Pandemia, análogo al Consejo de
Producción de Guerra que Estados Unidos creó durante la Segunda Guerra Mundial».
En ese Consejo
figurarían «líderes del mundo de los negocios, del gobierno y del mundo universitario», en ese mismo
orden de importancia y poniendo en primera fila no a los representantes del gobierno sino a los
representantes del mundo de la finanza y de la economía.
Ese consejo
supremo tendría el poder de decidir qué se produce y qué servicios
se prestan, gozando de una
autoridad similar a la que se confiere en tiempo
de guerra al presidente de Estados Unidos en la
actual Ley para la Producción de la Defensa. El Plan propuesto
prevé que deben realizarse tests de verificación del Covid-19 a
3 millones de
estadounidenses cada semana pero que
la cantidad de estadounidenses verificados semanalmente debe elevarse a 30 millones en 6 meses. El objetivo sería alcanzar en un
año la capacidad
necesaria para realizar ese test de
verificación a 30 millones de personas al día.
Según el Plan,
cada persona sometida al test recibiría «un reembolso adecuado a un precio
de mercado de 100 dólares». Lo cual significa que
se invertirían, en dinero proveniente de los fondos públicos, «miles de millones de dólares
cada mes».
La Fundación
Rockefeller y sus socios financieros contribuirían a la creación de una red
encargada de proporcionar
garantías de crédito y de
garantizar la firma de contratos con los proveedores, o sea con las grandes empresas
productoras de medicamentos y de equipamiento médico. Según el Plan, el «Consejo de Control de la Pandemia» estaría además
autorizado a crear un «Cuerpo de Respuesta a la Pandemia», o sea
una fuerza especial que no por casualidad el Plan denomina «Cuerpo» –en inglés Corp–,
como el Marine Corp o «Cuerpo de Marines». Ese «Cuerpo» contaría de 100 000 a 300 000 miembros
reclutados entre los miembros de los actuales Peace Corps (los
Cuerpos de Paz) y los AmeriCorps, creados por el gobierno de Estados Unidos para,
oficialmente, «ayudar a los países
en vías de desarrollo», así como entre los militares de la Guardia Nacional.
Los miembros del
«Cuerpo de Respuesta a la Pandemia» recibirían un salario promedio bruto
de 40 000 dólares anuales,
para lo cual se prevé un gasto público de 4 000 a 12 000 millones
de dolaras. El «Cuerpo de Respuesta a la Pandemia» tendría como
principal tarea garantizar el control de la
población mediante técnicas de tipo
militar, utilizando sistemas de seguimiento e identificación, en los centros de trabajo y de estudios, en los
barrios de viviendas, en los locales públicos y durante
los desplazamientos de las personas. La Fundación Rockefeller
recuerda que Apple, Google y
Facebook ya disponen de sistemas que permiten realizar ese tipo de trabajo.
Según el Plan,
las informaciones sobre cada individuo, su estado de salud y sus
actividades serían confidenciales… «en la medida de lo posible». Pero se
guardarían en una plataforma digital centralizada
cuya gestión conjuntamente estaría en manos del Estado
federal y de ciertas empresas
privadas.
Los datos
proporcionados por el «Consejo de Control de la Pandemia» serían
utilizados para decidir periódicamente qué zonas serían sometidas a
medidas de confinamiento y por cuánto tiempo.
Esto es, a
grandes rasgos, lo que plantea el Plan que la Fundación Rockefeller
pretende instaurar en Estados Unidos, así como en otras
tierras. Su aplicación, aunque fuese sólo parcial, daría lugar a una concentración del poder económico y político en las
manos de élites aún más restringidas
que hoy, en detrimento de una creciente mayoría que se vería
privada de sus derechos democráticos
fundamentales.
Y toda esa
operación se desarrolla invocando la necesidad de «controlar el
Covid-19», cuya tasa de mortalidad –según los datos oficiales–
se sitúa hasta ahora por debajo de un 0,03% de la población estadounidense. El Plan de la Fundación Rockefeller
utiliza el virus como un arma, de una manera aún más peligrosa que
el riesgo que el Covid-19 puede representar para la salud humana.
Manlio Dinucci
Traducido al
español por la Red Voltaire a partir de la versión
al francés de Marie-Ange Patrizio
Documentos anexados
The Rockefeller Foundation. April 21, 2020
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