«EL ARTE DE LA GUERRA»
Se prepara en Ghedi
(Italia) la nueva base para los F-35
por Manlio Dinucci
Estados Unidos prosigue la
modernización de su arsenal nuclear. En violación del Tratado de No Proliferación nuclear, del
cual es firmante, Italia alberga cada vez más armamento
nuclear estadounidense.
RED VOLTAIRE | ROMA
(ITALIA) | 7 DE OCTUBRE DE 2020
En el aeropuerto militar de Ghedi, en la provincia
italiana de Brescia, han comenzado los trabajos para la construcción
de la principal base operativa de los aviones de guerra F-35A de la fuerza
aérea italiana, capaces de portar bombas nucleares
[estadounidenses].
La empresa de Bari Matarresse Spa,
que ganó la licitación con una oferta de 91 millones de euros, construirá allí
un hangar de más de 6 000 metros cuadrados para el mantenimiento
de esos aviones y
un inmueble para el puesto de mando y los simuladores de vuelo. Este último estará dotado de un
sistema de aislamiento acústico para «evitar que
se filtren conversaciones».
La instalación tendrá dos pistas, dotadas cada una de 15 hangares que albergarán los aviones listos para el despegue. Esto último confirma lo que habíamos publicado hace 3 años, en la edición de Il Manifesto correspondiente al 28 de noviembre de 2017, cuando señalamos que el proyecto –iniciado por la entonces ministro de Defensa Roberta Pinotti– preveía el despliegue de al menos 30 cazabombarderos F-35A.
El área destinada al despliegue de los F-35, cerrada
y bajo estrecha vigilancia, estará separada del resto del aeropuerto y el acceso a ella será estrictamente limitado ya que, junto a los nuevos aviones
desplegados en Ghedi estarán también, en un depósito secreto
que no aparece en los proyectos, las nuevas bombas nucleares
estadounidenses B61-12.
Al igual que las actuales bombas nucleares
estadounidenses B-61 –que son parte del armamento de los Tornado
PA-00 de 6º Stormo, las nuevas bombas nucleares B61-12 estarán bajo control
de la unidad
especial estadounidense 704th Munitions Support Squadron de
la fuerza aérea de Estados Unidos
(US Air Force), «responsable de la recepción, almacenamiento y
mantenimiento de las armas de la reserva de guerra estadounidense destinadas al 6º Stormo OTAN de la fuerza aérea italiana».
Esa misma unidad de la US Air Force tendrá como tarea «apoyar
directamente la misión
de ataque» del 6º Stormo.
Pilotos italianos ya se entrenan actualmente en las
bases aéreas estadounidenses de Luke y de Eglin, en la Florida, para utilizar los F-35, incluso en misiones
de ataque nuclear bajo las órdenes de Estados Unidos.
Otros F-35, también armados las bombas nucleares
estadounidenses B61-12 o con posibilidades de portarlas, ya están desplegados en la base aérea italiana de Amendola, donde ya acumulan más de 5 000 horas de vuelo. A esos aviones se agregarán también
los F-35 de la US Air Force desplegados en Aviano
(Italia), igualmente con un lote de bombas nucleares B61-12.
El nuevo avión de guerra estadounidense F-35A y la
nueva bomba nuclear [también estadounidense] B61-12 constituyen un sistema de
armas integrado: la utilización de este avión incluye el uso de la bomba. El actual ministro
italiano de Defensa Lorenzo Guerini (Partido Democrático) ha
confirmado que Italia mantiene su compromiso de adquirir un total de 90 aviones
F-35,
incluyendo 60 unidades del tipo F-35A, con capacidad nuclear.
La participación italiana en el programa del F-35,
como socio de segundo nivel, encadena todavía más a Italia al dispositivo militar de Estados Unidos. La industria
militar de Italia, encabezada por la firma Leonardo, que administra el complejo de los
F-35 en Cameri (provincia de Novara), está cada vez más integrada en
el gigantesco complejo militaro-industrial estadounidense, bajo la égida de Lockheed Martin,
la mayor empresa militar del mundo y fabricante del F-35.
Al mismo tiempo, Italia –Estado no nuclear y
firmante del Tratado de No Proliferación, que le prohíbe claramente recibir y mantener armas nucleares en
suelo italiano– sigue desempeñando la cada día más peligrosa función de base avanzada de la
estrategia nuclear Estados Unidos-OTAN contra Rusia
y otros países.
Dado el hecho que cada F-35 puede ser portador de
2 bombas nucleares B61-12, los 30 aviones F-35A destinados
a Ghedi ya representan el despliegue de 60 bombas
atómicas. Según la Federación de Científicos de
Estados Unidos, la nueva bomba nuclear «táctica»
B61-12 que Estados Unidos desplegará en Italia y en otros países
europeos a partir del año 2022, al contar con mayor grado de precisión y ser desplegada en instalaciones cercanas a los posibles blancos, «tendrá
la misma capacidad militar que las bombas estratégicas
desplegadas en Estados Unidos».
Y, finalmente, está la cuestión, que aún sigue
sin definirse, de los costos. En mayo de 2020, el Servicio de Investigación del Congreso estadounidense, estimó el precio medio
de un F-35 en 108 millones de dólares, precisando sin embargo que
ese es «el precio del avión sin motor»… y el motor cuesta alrededor de 22 millones.
Pero después de comprado, aunque sea a un precio
algo menor, como promete Lockheed Martin, comienza para cada F-35 el gasto que implica la
actualización continua de cada aparato, la formación de las
tripulaciones y el costo del uso mismo
del avión. Una sola hora de vuelo de un F-35 –según la documentación de la US Air Force– cuesta más de 42 000 dólares.
Eso significa que sólo las
5 000 horas de vuelo contabilizadas por los F-35 de Amendola ya
han costado al contribuyente italiano 180 millones de euros.
Fuente
Il Manifesto (Italia)
Traducido al español por la Red Voltaire a partir
de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio
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