«El arte de la guerra»
El "gran juego" de las bases militares en
África
Manlio
Dinucci
Los militares italianos que cumplen misión en
Yibuti donaron máquinas de coser a la organización humanitaria que asiste a los refugiados en ese
pequeño país del Cuerno de África, estratégicamente
posicionado en la principal vía
comercial entre Asia y Europa, a la entrada del Mar Rojo y frente a
Yemen. Italia tiene allí
una base militar que, desde 2012,
«aporta apoyo logístico a las operaciones militares italianas que se desarrollan en el área del Cuerno de África, del Golfo de Adén, de la cuenca somalí y del Océano Índico».
Por consiguiente, en Yibuti, los militares
italianos no sólo se ocupan de máquinas de coser.
Durante el ejercicio Barracuda 2018, realizado en
noviembre de 2018, tiradores seleccionados de las fuerzas especiales (cuyo mando está en Pisa) se entrenaron,
bajo todo tipo de
condiciones ambientales –incluso
nocturnas– con los
fusiles de precisión más sofisticados, capaces de abatir un blanco a 1 o 2 kilómetros
de distancia. Dado que sus misiones
son secretas, se ignora
en qué tipo de operaciones participan las fuerzas
especiales [italianas]. En todo caso, es seguro
que esas misiones
se desarrollan principalmente en un marco internacional y bajo las órdenes
de militares estadounidenses.
En Yibuti está Camp Lemonier, la gran base militar
estadounidense desde donde opera, desde 2001, la “Fuerza de Tarea
Conjunta para el Cuerno de África”, que se compone de 4 000 especialistas en misiones altamente secretas, como
los asesinatos selectivos ejecutados por comandos o por
drones [aviones no tripulados],
principalmente en Yemen y en Somalia.
Mientras los aviones y los helicópteros que
participan en las operaciones especiales despegan desde Camp Lemonier, los drones están concentrados
en el aeropuerto de Chabelley, a una decena de kilómetros de la
capital. Allí se construyen
más hangares,
trabajo que el Pentágono
ha puesta en manos
de una empresa de Catania [Italia] que ya utiliza en otros trabajos en Sigonella [en Italia],
la principal base de los drones que Estados Unidos y la OTAN utilizan
en las operaciones realizadas en África y en el
Medio Oriente
ampliado.
También hay en Yibuti una base militar japonesa y
otra francesa. Esta última recibe tropas de Alemania y España. En 2017 se instaló allí
una base militar china, la única existente fuera de las fronteras chinas. Aunque el objetivo de la base
china es fundamental de naturaleza logística,
como dar albergue a las tripulaciones de los buques de
la marina china que escoltan los barcos mercantes y
poder disponer de almacenes para su aprovisionamiento, su existencia misma constituye una señal significativa de la creciente presencia china en África.
Esa presencia china es esencialmente económica,
pero Estados Unidos y las demás potencias occidentales le oponen una
presencia militar cada vez
más importante,
intensificando las operaciones del
AfriCom (el mando de las fuerzas militares estadounidenses en África), que
tiene en Italia
2 importantes
mandos subordinados: la US Army
Africa (¡Ejército de Estados Unidos para África!), en el
cuartel de Ederle, provincia de Vicenza; y las US Naval Forces Europe-Africa (Fuerzas Navales de Estados Unidos para
Europa y África), con
cuartel general en la base de Capodichino (Nápoles), que se compone de
navíos pertenecientes a la Sexta Flota estadounidense,
con base en Gaeta (Italia).
En ese marco estratégico se incluye otra base
estadounidense para drones armados, actualmente en proceso de
instalación en Agadez (Níger), donde el
Pentágono ya está
utilizando para sus drones la base
aérea 101, en
Niamey. Esa base se utiliza en las
operaciones militares que Estados Unidos viene
realizando desde hace años
con Francia, en el
Sahel, principalmente en Mali, en Níger y en Chad.
Estos dos últimos países
fueron visitados la semana pasada por el primer ministro
italiano Giuseppe Conte.
Aunque están entre los más pobres del mundo,
se trata de países muy ricos en materias primas –coltán,
uranio, oro y petróleo,
entre otros recursos naturales. La explotación
de esos recursos está en manos de
transnacionales con sedes en Estados Unidos
y en Francia, cada vez más temerosas de la competencia de las empresas chinas
ya que estas últimas ofrecen
a los países africanos condiciones mucho más favorables.
Los intentos de detener el progreso económico chino
mediante soluciones militares –tanto en África como en
otras latitudes–
están fracasando.
Al extremo que es
muy probable que
las máquinas
de coser que las máquinas
de coser que los militares
italianos donaron en Yibuti sean «Made in China».
Il manifesto, 15 de enero
de 2019
Source: Réseau Voltaire
NO WAR NO NATO
Manlio Dinucci
Geógrafo y politólogo. Últimas obras publicadas: : Laboratorio di geografia, Zanichelli 2014 ; Diario di viaggio, Zanichelli 2017 ; L’arte della guerra / Annali della strategia Usa/Nato 1990-2016, Zambon 2016, Guerra Nucleare. Il Giorno Prima 2017; Diario di guerra Asterios Editores 2018.
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