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La ministro de Defensa [de Italia], Elisabetta Trenta (Movimiento 5 Estrellas), cantó ante los micrófonos de una radio musical C’era un ragazzo che come me amava i Beatles e i Rolling Stones [1] afirmando: «Esta canción me recuerda el valor de la paz, un valor inapreciable que siempre debemos preservar.»
Unos 10 días después, la misma ministro, en traje de campaña [ver foto], exaltaba en Afganistán «nuestra presencia armada fuera de las fronteras de Italia, bajo la guía de los valores de nuestra Constitución, en una misión fundamental para la paz».
Esa misión se llama Resolute Support (Apoyo Decidido) y la OTAN la inició en Afganistán, en 2015, al terminar la ISAF, la misión de la ONU de cuya dirección la alianza atlántica se había apoderado en 2003.
Así prosigue la guerra de Estados Unidos y de la OTAN en Afganistán, guerra que ya ha durado 18 años. Estados Unidos y el Reino Unido la iniciaron, el 7 de octubre de 2001. El objetivo oficial era entonces capturar a Osama ben Laden, acusado de los atentados del 11 de septiembre, quien supuestamente se escondía en una cueva afgana bajo la protección de los talibanes.
Los verdaderos objetivos fueron revelados por el Pentágono en un informe divulgado una semana antes del inicio de la guerra:
«Existe la posibilidad de que surja en Asia un rival militar con una formidable base de recursos. Nuestras fuerzas armadas deben conservar la capacidad de imponer la voluntad de Estados Unidos a cualquier adversario, para cambiar el régimen de un Estado adversario u ocupar un territorio extranjero hasta que los objetivos estratégicos estadounidenses sean alcanzados.»
En el periodo anterior al 11 de septiembre de 2001, se habían visto en Asia fuertes señales de acercamiento entre China y Rusia, acercamiento que se concretó el 17 de julio de 2001 con la firma del Tratado de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación entre ambos países. Washington veía el acercamiento entre China y Rusia como un desafío a sus propios intereses en un momento crítico en que Estados Unidos trataba de ocupar el vacío que la desaparición de la URSS había dejado en Asia Central, área de primera importancia, tanto por su posición geoestratégica en relación con Rusia y China como por las reservas de petróleo y de gas natural existentes en el Mar Caspio. Y Afganistán es una posición clave para el control de esa área.
Eso explica la implicación a fondo en una guerra que ya ha costado más de 1 000 millardos [2] de dólares sólo a Estados Unidos. En este momento, la OTAN presenta la actual misión en Afganistán como una «misión no combativa».
Pero, según los datos de la propia OTAN, los aviones de la US Air Force utilizaron en Afganistán unas 6 000 bombas y misiles durante los 10 primeros meses de 2018. Además de cazabombarderos y de drones [aviones sin piloto] de combate, Estados Unidos está utilizando en Afganistán los bombarderos pesados B-52, dotados de sistemas que aumentan en 2 tercios la mortífera carga –ya enorme– de esos mastodontes aéreos, permitiéndoles lanzar en cada misión hasta 30 poderosas bombas con direccionamiento de precisión.
Pero además de esta guerra visible, está la guerra secreta a la que se dedican las fuerzas especiales de Estados Unidos y sus aliados, cuya misión consiste en asesinar a los jefes talibanes –reales o supuestos– y a otras personas que esas fuerzas consideran peligrosas. Todo esto resulta desastroso para la OTAN ya que mientras las víctimas civiles van en aumento, los talibanes siguen ganando terreno.
Esa es la guerra en Afganistán que cuenta con la participación de Italia, desde hace ya más de 15 años, bajo las órdenes de Estados Unidos y en violación de la Constitución de la República Italiana. El contingente italiano en Afganistán es el tercero en orden de importancia, después de los de Estados Unidos y Alemania. Además, hay oficiales italianos que cumplen funciones de enlace con las fuerzas estadounidenses en Estados Unidos –concretamente en Tampa (Florida)– y en Bahréin.
Y mientras la guerra sigue segando vidas, en el orfelinato de la ciudad afgana de Herat –nos anuncia el ministerio italiano de Defensa– militares de Italia entregaron alrededor 200 piezas de ropa de invierno a los «niños menos afortunados».
il manifesto , 18 diciembre 2018
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio
[1] Interpretada en 1967 por Gianni Morandi, esta canción contra la guerra de Vietnam, fue retomada posteriormente por otros intérpretes, como la estadounidense Joan Baez.
[2] 1 millardo = 1 000 millones.
Fuente: Réseau Voltaire
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